Cómo y por qué introducir la educación ambiental en el aula

01 de Octubre 2020

Cómo y por qué introducir la educación ambiental en el aula

Recursos TIC

Definida como un proceso de concienciación y responsabilización hacia todo lo relacionado con el equilibrio medioambiental, la Educación Ambiental (EA) abarca desde la inteligencia naturalista hasta cualquier aprendizaje que implique un desarrollo de los individuos en conocimientos y competencias ecológicas, ya sea dentro o fuera de las escuelas. Pero, pese a la amplitud y la transversalidad de este concepto, en las siguientes líneas nos centraremos en una visión más próxima a las posibilidades que la educación reglada tiene en este campo formativo de creciente importancia y presencia en nuestras sociedades, así como en las características, razón de ser, y posibles formas de implementación en el aula.

 

Demandas del ayer para mejorar el mundo del mañana

En 1948, tres años después de su creación, la UNESCO daba luz a la International Union for the Conservation of Nature (IUCN), considerada la primera iniciativa venida desde una organización no gubernamental que consideraba de vital importancia para la ciudadanía la defensa del medio ambiente. Un primer paso hacia la concienciación de la importancia de una ética ecológica, que según parece cuajó desde una perspectiva netamente educativa (y formal) con la fundación del Council for Environmental Education en la inglesa Universidad de Reading, en 1968. Resumiendo mucho, y en paralelo con esta primera iniciativa educativa a nivel europeo y la celebración del Seminario Internacional celebrado en Belgrado en 1975 por la UNESCO y el PNUMA, el surgimiento de no pocos grupos ecologistas genera otras tantas experiencias más o menos educativas, estas desreguladas, con un objetivo de concienciación más o menos afín al del Council for Enviromental Education. Iniciativas, todas ellas, que se ven revalorizadas con el auge y popularización del ecologismo (y de conceptos como “desarrollo sostenible”) durante las pasadas décadas de los ochenta y noventa a nivel global.

Una nueva forma de entender la ecología, de la mano de la toma de conciencia de la naturaleza mundial del problema, que hizo posible una revisión de estas cuestiones, de carácter transversal y más participativo que en décadas anteriores, en muchos sistemas educativos como el español, que asistió a la creación del Libro Blanco de la Educación Ambiental en España en 1999. Poco después, las Naciones Unidas declaraban el periodo que fue desde el año 2005 hasta el 2014 como la Década para la Educación del Desarrollo Sostenible, encargando a la UNESCO la implementación y tutela de su desarrollo. Una EA que partía ‒y parte‒ ­­de una concepción global, capaz de traspasar no solo fronteras, culturas y clases socioeconómicas sino también la educación formal e informal, en base al desarrollo de los siguientes ejes fundamentales:

  • Promover la concienciación del alumnado respecto al medio ambiente, desde una perspectiva sistémica, y que sea a la vez ética, crítica, y creativa.
  • Estimular la capacidad para establecer juicios de valor sobre las repercusiones que una o varias acciones tienen sobre el medio ambiente, valorando la vulneración que nuestros deseos y el modo en el que los satisfacemos tienen sobre los límites del equilibrio natural.
  • Permitir el desarrollo de competencias que capaciten para la toma de decisiones individuales y/o colectivas en materia de preservación del medio ambiente y del desarrollo sostenible entendido desde una perspectiva amplia e interdisciplinar, capaz de establecer una visión de conjunto.
  • Incentivar el desarrollo de una actitud respetuosa con el medio ambiente, a partir de una mayor y más completa apreciación del mismo desde una perspectiva simultáneamente local y global.

 

Cómo introducir la Educación Ambiental en el aula

Debido a la globalidad e interdependencia de los campos en los que pretende incidir, tanto sociales como económicos, entre muchos otros, una educación ambiental no puede verse relegada a una única asignatura sino que se aborda, al menos en la educación reglada, de forma transversal a todas las materias contenidas en el currículo escolar. Lo que no impide que pueda dársele un mayor protagonismo o centralidad, a partir de los consejos y metodologías que os apuntamos a continuación:

  • Aprendizaje por proyectos: esta metodología, basada en la investigación sobre un tema hecha a partir de una aproximación interdisciplinar, permite centrar los esfuerzos del alumnado en cuestiones relacionadas con la ecología o el medioambiente, que abarquen la vertiente concienciadora de la EA con el desarrollo competencial del Aprendizaje por proyectos.
  • Desarrollo del sentido crítico a partir de la contraposición de la EA y de formas de vida poco o nada respetuosas con un desarrollo sostenible, incluyendo la toma de conciencia de los límites que nuestras acciones deberían tener para no vulnerar el equilibrio ecológico deseable.
  • Pese a que la situación actual de crisis sanitaria ha cercenado en gran medida sus posibilidades, el Aprendizaje localizado visto desde una perspectiva ambiental es una muy buena forma de introducir la EA en el día a día de vuestros centros, demostrando que los pequeños cambios a nivel local, respetando el entorno inmediato en el que se encuentra la escuela pero transformándolo para ser más respetuosos con el medio ambiente, tienen repercusiones globales y cotidianas, próximas al campo de la salud física y psicológica.

¿Aplicáis algunos de los principios de la EA en vuestros centros? ¿De qué modo introducís esta educación en vuestras clases? Compartid vuestras experiencias con nosotros, así como este post con vuestros contactos.

Para saber más:

  • ArtículoActitudes ambientales y conductas sostenibles. Implicaciones para la Educación Ambiental, por Pedro Álvarez y Pedro Vega.
  • ArtículoEducación ambiental: de la acción a la investigación, por Marc Mayer.